TORTUGAS TERRESTRES
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Tres
variedades de tortugas terrestres viven en llanuras áridas y demiáridas de la
Argentina. Su hábitat se encuentra afectado por las actividades
agropecuarias. Esto, junto a su comercio ilegal como mascotas, representan
serios peligros para su supervivencia. Por las características de su vida animal y vegetal, el
territorio ocupado por la Argentina pertenece a la llamada Región
Neotropical. Esta, una de las seis grandes áreas biogeoráficas del mundo, se
extiende desde el desierto mejicano hasta la zona subantártica de América del
Sur. Las tortugas de tierra de la fauna neotropical pertenecen a la familia Testudinidae
y pueden dividirse en dos grandes grupos, de acuerdo con el ecosistema
donde vivan. En las selvas tropicales húmedas de Venezuela, Las Guayanas,
Colombia, Perú, Bolivia y Paraguay se encuentran las tortugas Chelonoides
carbonaria y Chelonoides denticulata. Otros tres representantes
del género, como el Chelonoides chilensis, Chelonoides donosobarrosi y
Chelonoides petersi, tienen una distribución mucho más
restringida ya que se limitan a las tierras áridas y semiáridas de la
Argentina. La presencia en la Argentina de C. carbonaria sólo se ha
verificado algunas provincias del nordeste, no Formosa. La llamada tortuga de tierra
argentina (Chelonoides chilensis) fue descrita 1870 por el zoólogo Gray,
a partir de unos ejemplares procedentes de puertos chilenos, de ahí su nombre
específico en latín. Sin embargo, con el paso de los años se supo que no hay
tortugas en Chile, por lo que la controversia acerca de la nomenclatura
acompaña a la especie desde su identificación. Otras variedades de tortugas
argentinas han generado problemas taxonómicos, ya que existe disparidad de
opiniones sobre la clasificación de lo que se denominó "complejo chilensis".
En efecto, en 1973 Freiberg describió otras dos variedades taxonómicas
(taxones) muy cercanas a la chilensis: la tortuga de
tierra patagónica (Chelonoides donosobarrosi) y la tortuga de tierra
cuyana (Chelonoides petersi). Para algunos autores, estas tortugas no
serían más que variedades de la C. chilensis; mientras que otros les
otorgan la categoría de subespecies e, incluso, de especie. En los últimos
años, estudios de la estructura de los huesos de esas tortugas parecen
confirmar las diferencias existentes entre C. chilensis y C.
donosobarrosi. El hecho de que las tres tortugas se comporten como simpáticas
-es decir, ocupan simultáneamente el mismo territorio- en aquellos
lugares en que superponen sus áreas de distribución aumenta la complejidad
del problema de su clasificación taxonómica. |
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LAS PRINCIPALES AMENAZAS A SU SUPERVIVENCIA |
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